Posicionamiento y crisis del nuevo centro político: 1964-1970
Tras las elecciones municipales de 1963, la Derecha (conformada por la alianza Liberal- Conservadora) y el Partido Radical, habían comprobado su descenso en las preferencias electorales. Como resultado de ello, en 1964, decidieron apoyar al candidato de la Democracia Cristiana, Eduardo Frei Montalva, considerándolo el mal menor frente al peligro de ascenso del Frente de Acción Popular (FRAP), coalición constituida por partidos de Izquierda. Dentro de este marco asumió el poder Ejecutivo la Democracia Cristiana, logrando el mayor porcentaje en las urnas obtenido durante el Siglo XX. El lema de la Campaña de Frei había sido “Revolución en Libertad”, la que pretendía lograr cambios dentro de la estructura productiva y distributiva del país, sin llegar a enfrentamientos revolucionarios o posturas radicales como las sostenidas por la izquierda. Como muestra de ello, en el transcurso de su mandato se realizó una superficial reforma agraria, que si bien modernizaba el campo y producía una mayor equidad en la redistribución de la tierra, no afectaba definitivamente a la clase latifundista, sino intentaba inscribir el agro chileno dentro de la productividad contemporánea. A pesar de ello, la derecha tradicional se sintió fuertemente afectada, reaccionando emotivamente al sentir que se violaba su derecho incuestionable a la propiedad. En su defensa, Frei argüía que si no se realizaba una reforma racional en su periodo, el resultado iba a ser la radicalización de las demandas poco más adelante. El tema de la tierra y otras iniciativas efectuadas durante el gobierno de la DC, tales como la reforma universitaria, que implicaba una democratización de la instituciones de educación superior, la chilenización del cobre, que constituía un primer intento de nacionalización de la principal materia prima del país a través de la adquisición de parte de la propiedad a las compañías estadounidenses que lo explotaban y el apoyo a los sectores agrarios y marginales por sobre la clase media, radicalizaron las posturas en disputa, definiéndose como el punto de quiebre entre la Democracia Cristiana y la Derecha, que se restó definitivamente de su gobierno. Ya en 1966 se había creado el Partido Nacional que aglutinaba formalmente a los miembros de la oligarquía, y éste comenzó una campaña de desprestigio del gobierno en ejercicio. La situación del gobierno de Frei no dejaba de ser paradójica: por una parte la derecha tradicional se sentía expoliada y, por otra, la falta de profundidad de las medidas sociales aplicadas fueron insuficientes para resolver el creciente conflicto social y las expectativas de la clase trabajadora, que había ido cobrando un ascendente protagonismo durante los últimos diez años.