Luego de la decadencia del salitre, de la crisis económica mundial del año 29 y de la fuerte migración campo-ciudad (como resultado de la creciente cesantía minera), la economía chilena se enfrentaba a la necesidad de promover el desarrollo de la industria nacional. Esto dio origen a la llamada Industrialización Sustitutiva de Importaciones, la cual propiciaba la inserción de maquinarias en todas las áreas económicas y la elaboración de productos manufacturados en nuestro país. El objetivo era, por una parte, generar puestos de trabajo y, por otra, autoabastecernos, como un modo de robustecer la economía interna, disminuyendo así el impacto generado por las fluctuaciones de mercado mundial.

Gobiernos Radicales: 1938-1952

En 1938 resultó electo Pedro Aguirre Cerda, candidato del Partido Radical, quien logró la mayoría en las urnas a través de una coalición de partidos conocida como Frente Popular, que contaba con el apoyo del Partido Socialista y Comunista, además del Radical. A pesar de las medidas tomadas para el desarrollo económico, dicha industrialización no fue suficiente, pues con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, nuevamente la dependiente economía nacional se vio afectada por una crisis extranjera generando en Chile, como reacción, una política de fomento de la industrialización y la creación de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) quien, a través de préstamos, apoyó la creación de industrias capitales para el desarrollo del país. Por otra parte, interesante es señalar que mientras en las ciudades la política de fomento industrial generaba el fortalecimiento de la clase media y trabajadora, en el campo se conservaba el poder de latifundio como marca de estirpe, produciendo el atraso productivo del agro que, hasta el siglo XIX, había tenido un importante rol exportador. Sin embargo, ya en el siglo XX, no alcanzaba siquiera a abastecer la totalidad de la demanda interna. El motivo de este atraso respondía a una política de alianzas, entre gobierno y oposición, que le permitió al Partido Conservador no redituar de sus tierras, pero sí mantener un fuerte control del campesinado y de su tendencia de voto.

En otra área estratégica, como lo era la educación, Pedro Aguirre Cerda proclamaba como lema de su gobierno “Gobernar es Educar”, haciendo efectiva en su mandato La Ley de Educación Primaria Obligatoria. Dicha Ley fomentaba la construcción de numerosas escuelas, promoviendo el desarrollo educativo en los sectores rurales y aumentando, por ende, el número de alumnos.

Con Aguirre Cerda se dio inicio a la etapa conocida como “Gobiernos Radicales” (1938-1952), al ser electos durante tres periodos consecutivos, presidentes de dicho partido: Pedro Aguirre Cerda en 1938, Juan Antonio Ríos en 1941 y Gabriel González Videla en 1946. Sin embargo, es necesario aclarar que González Videla, si bien resultó electo a través de una coalición entre el Partido Radical y el Partido Comunista, viró durante su periodo hacia la derecha tradicional, declarando ilegales a los comunistas, influido por su actitud filonorteamericana. El tenso ambiente mundial que había producido la Guerra Fría (disputa surgida entre la URSS y EEUU después de la segunda Guerra mundial, debido a la negativa de Stalin a sumarse al Plan Marshall) fue propicio para la implantación en Chile de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, conocida también como Ley Maldita, que declaraba ilegal al PC y, consecuentemente, inhabilitaba en el ejercicio de cargos públicos a todo aquel que fuese representante de dicho partido, borrando a la vez de los registros electorales a todos aquellos que se hubiesen declarados miembros del mismo.

Al fracturarse las alianzas establecidas en la década del ´30, se produjo una desarticulación de los partidos progresistas, dándose las condiciones para que volviera a recuperar presencia la derecha tradicional y ganara las elecciones de 1952.