El breve período de la Unidad Popular (noviembre de 1970, septiembre de 1973) se reflejó en el teatro local en un movimiento de expansión, al cual fueron incorporados diversos actores sociales. Sindicatos, estudiantes, pobladores, descubrieron en la expresión teatral un lugar de encuentro y un medio de difusión ideológico. En ese sentido hubo, por lo mismo, un considerable aumento de las actividades dramáticas en sus distintas aspiraciones: estéticas, como herramienta social y como medio de expresión personal, que aglutinaba a gran cantidad de gente.
Por otra parte se intentó, a nivel de iniciativa del gobierno central, coordinar el trabajo de las distintas instituciones del Estado relacionadas con la cultura, creándose corporaciones tales como la Corporación Cultural y Artística de Viña del Mar, constituida por la Municipalidad, el Ministerio de Educación y el Consejo Coordinador de Universidades, cuyo objetivo era aunar y no replicar esfuerzos.
La Carrera de Teatro de la Universidad de Chile, sede Valparaíso, dada su condición progresista y laica, lideró y promovió junto a su Centro de Alumnos esta expansión cultural sin distinciones de clase, organizando concursos de creación de obras entre trabajadores y campesinos de la Provincia de Valparaíso y Aconcagua, pues se creía había importantes valores artísticos entre ellos y, a través de estas acciones, se los trataba de develar.
En el mismo sentido comenzó a desarrollarse el teatro infantil, ya no sólo como una actividad menor, sino como un elemento de formación tanto ético como estético de las nuevas generaciones. Se montaban textos de calidad y se realizaba una búsqueda formal con las mismas exigencias artísticas que presentaba el teatro para adultos.
Para dimensionar correctamente este periodo, hay que comprenderlo como una etapa vivida como fundacional: por una parte, la escuela de teatro universitaria, aspiración perseguida por décadas, estaba comenzando a desarrollarse. Por otra, por primera vez en Chile lideraba el Poder Ejecutivo un presidente socialista, lo que significaba tanto una oportunidad, como tensiones con los partidos tradicionales. La producción teatral estaba teñida por un cariz ideológico, que pretendía, evidentemente, difundir insertar noticia de 10 de abril de 1973 Mercurio u oponerse a las ideas del partido en el poder.
La Televisión local se sumaba tanto a la extensión ideológica como cultural, aprovechando sus espacios para expandir la discusión.